Diario de Teruel. . 15 de abril de 2024
Tras el abandono del recinto durante el siglo XVI, las fortificaciones se volvieron a utilizar en distintos acontecimientos bélicos de la Primera Guerra Carlista: la batalla de Fortanete (4 de agosto de 1836), el intento isabelino de dificultar el avance del gran ejército carlista contra Madrid (julio de 1837) y las operaciones liberales contra Cantavieja (otoño de 1839 y primavera de 1840). A partir de este momento, el silencio, la ruina y el olvido se apoderaron de las construcciones.
Pero ya se ha iniciado la reversión del proceso de abandono. En 2016, la fortaleza fue incorporada a la Ruta de los castillos de las órdenes militares. Y hace unas semanas, fue adquirida por el Ayuntamiento, que aspira a ponerlo en valor y convertirlo en uno de los principales referentes turístico-culturales de la parte occidental del Maestrazgo turolense. Poco a poco, las numerosas incógnitas que aún subsisten, se podrán ir desentrañando gracias a las claves escondidas en su subsuelo, a la par que se recuperarán los escenarios perdidos del Fortanete medieval.
El Castillo de Fortaner se encuentra encaramado en un pequeño espolón, al pie del imponente cerro del Frontón. Se extiende desde las últimas casas del Barrio Alto del casco urbano de Fortanete, hasta la cumbre aplanada, situada a 1.404 metros de altitud. Además de dominar visualmente buena parte del valle más ancho del Maestrazgo Turolense, durante el medievo controlaba un relevante nudo de comunicaciones dentro de este territorio; actualmente, este último hecho queda enmascarado por la carretera A-226, de forma que Fortanete parece ser un pueblo más de los que jalonan este vial, que nos permite ir desde Teruel a Cantavieja, Mirambel o La Iglesuela del Cid en menos de hora y media.
Pero tradicionalmente, los desplazamientos por el territorio maestracense eran mucho más difíciles; era necesario superar un sinfín de sierras a través de complicados puertos de montaña, necesitándose dos arduas jornadas para ir desde la capital provincial a esas poblaciones. Y dentro de este complejo panorama, Fortanete era un nudo de comunicaciones de primer orden; a los pies del Castillo, confluían los principales caminos que articulaban el Maestrazgo occidental y unían esta comarca con la Sierra de Gúdar, las tierras altas de Mosqueruela, el valle del Alfambra y la ciudad de Teruel.
...